27/12/08

“Shoah”

“Shoah” es una película de nueve horas de duración, dirigida por Claude Lanzmann, escritor y periodista parisino nacido en 1925. El cineasta, que comenzó su carrera cinematográfica en 1972 con la película “Por qué Israel” (sobre la cuestión sionista), fue también director de la revista “Les temps modernes”, la publicación que fundaron Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir en la posguerra. Lanzmann es hijo de uno de los líderes judíos de la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial y resistente él mismo en aquel período, aunque nadie en su familia llego a ser deportado a los campos de concentración. Fue procesado por denunciar la tortura en Argelia y uno de los primeros judíos en conciliar una defensa apasionada del Estado de Israel con la defensa de los pueblos árabes.
En los años 70, Lanzmann decidió comenzar el rodaje de esta obra que le llevo once años de producción. La película, que fue estrenada en 1985, es una reconstrucción de lo que fue el exterminio nazi de los judíos a través de las voces de diversos sobrevivientes, de uno y otro bando. A lo largo de una serie de entrevistas e imágenes de los campos de concentración y exterminio tal como se encontraban en el momento del rodaje. El autor ha renegado explícitamente de catalogar al filme como documental pero en muchos de los festivales y encuentros en los que se la ha proyectado es bajo esa clasificación que se la propone. El mismo autor se ha pronunciado al respecto : “La técnica usada en “Shoa” al igual que en “Un mortal que pasa” es la misma, es la técnica de la entrevista, de la interrogación en un espacio cerrado. Confronto el informe del entrevistado con la realidad”. Por otro lado, Lanzmann ha insistido en considerar su film como una obra de arte, más allá de los encasillamientos. Así y todo no se puede desconocer que los procedimientos que estructuran la película corresponden en gran medida a los de ese género y en particular al documental de historia oral. Los testimonios se recogieron en los siguientes idiomas: inglés, francés, alemán, italiano (empleados todos ellos directamente por Claude Lanzmann), yiddish, hebreo y polaco. La versión española no se editó doblada, sino subtitulada. El complicado montaje del filme convierte una sucesión de monólogos en un debate donde cada entrevistado da su particular visión de unos mismos hechos (desde la máquina de tren que empujaba los vagones, desde los terrenos que circundan la vía, desde el interior de los vagones, desde el interior del campo...). Las personas entrevistadas (más de treinta) obedecen a las siguientes categorías: judíos sobrevivientes, personas que participaron directamente del exterminio de las víctimas, testigos que de una u otra manera conocían lo que estaba sucediendo, otras personas interesadas en los sucesos.
En cuanto al propósito de realizar semejante obra Lanzmann se expresa con gran claridad, y a través de sus dichos observamos una fuerte premeditación ética del punto de vista del director que guiaría toda la etapa de filmación del material previo
a la edición del la película: “Me interesaron estos sobrevivientes, los que regresaron, que nunca hablaron en primera persona, ellos siempre dicen “nosotros”; ellos son los portavoces de los muertos. “Shoa” tiene por único tema la radicalidad de la muerte. Trata sobre la ausencia de huellas. Fueron asesinados, cremados, reducidos a cenizas.”
Claude Lanzmann considera que la transmisión de la Shoa debe hacerse a través de las obras, de los hechos, porque es el único modo de transmitir un saber muerto, y agrega: “Hoy se libra una batalla por la verdad. Estamos organizando la gestión institucional globalizada: el paso al olvido” expresando así una posición crítica frente a estas manifestaciones de la memoria, de los que manifiestamente desconfía.

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